Una fracción es un “número fracturado”, literalmente. Si descomponemos
un número entero, una forma apropiada de hacerlo es usar fracciones. Tomemos el
ejemplo tradicional, el famoso pastel, y dividámoslo en tres partes.
La persona que toma dos de las
tres partes del pastel obtiene una fracción equivalente a 2/3. La persona que
no ha tenido su suerte solo obtiene 1/3. Uniendo las dos porciones del pastel
volvemos a obtener todo el pastel, o, en fracciones, 1/3+ 2/3 = 1, donde 1
representa todo el pastel.
Una fracción siempre tiene la
forma de un número entero “encima de” un número entero. Al número de la parte
inferior se le llama “denominador” porque nos dice cuantas partes componen el
todo. Al número de la parte superior se le llama “numerador” porque nos dice
cuantas fracciones de unidad hay.
También podemos tener fracciones
como 14/5 (llamadas fracciones impropias), donde el numerador es más grande que
el denominador. Al dividir 14 por 5 obtenemos 2 y nos sobran 4, lo que puede
escribirse como el numero “mixto” 2 4/5
Los matemáticos se refieren a las
fracciones como “números racionales” porque son razones de dos números. Los
números racionales eran los números que los griegos podían “medir”.
Fracciones egipcias. Los egipcios utilizaban fracciones
privilegiadas como 2/3, pero todas las demás fracciones se expresaban e
términos de fracciones de unidad como 1/2,
1/3, 1/11 o
1/168. Estas eran sus “fracciones básicas”, a partir de las cuales
podían expresarse todas las demás fracciones.
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